Libérrimos días aquellos en los que viajábamos en carabela. Podíamos morir de escorbuto, sí, o de hambre. También había muchos esclavos, es verdad. Pero, aparte de eso, libérrimos días. Un mono podía cruzar la península de árbol en árbol si conseguía que no lo abatieran a tiros o pedradas. Eso es la libertad.
Álex Garrido
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