Paracuellos es una dictadura. Ese pueblucho esconde más de lo que parece. Está gobernado con mano de hierro por la Sargenta Mulifruta, que tiene odio a la humanidad desde que se dio cuenta de que con una sola T se habría podido llamar Multifruta. Pero en el registro civil no quisieron. Desde entonces lucha contra todo vestigio del estado. Llegó poco tarde, porque después del apocalipsis nuclear no quedaban estados, así que Mulifruta se tuvo que conformar con insultar a los pocos señores con gafas que quedaban (a los que identificaba con burócratas) y a ladrar a cualquier grupo humano de más de dos personas hasta que se dispersaban. Se estableció en Paracuellos porque estaba cansada. Si no se hubiera ido a un lugar mejor, claro. Que no es tonta, solo desequilibrada.
Lo que Mulifruta no sabe es que desde Madrid, capital del reino de Celtiberia, están al tanto de sus actividades. En concreto, saben que le gusta recoger palos y hacer puentes de piedra. Lo que no saben en Madrid es qué hacer con esa información. Yo tampoco.
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