La palabra parricidio se parece demasiado a “parrilla”. Creo que terminaríamos con esta lacra social si el acto se denominara de otra forma, tipo escruflepajo. ¿Quién mierdas quiere formar parte de un escruflepajo? Sin embargo, si te dicen que te van a invitar a un parricidio, te lo piensas. ¿Habrá choricitos de esos pequeños?, preguntas. Y el futuro asesino se lo pensará y llegará a la conclusión inevitable de que, ya que va a matar a sus padres, también puede hacer chorizos pequeños con ellos. “Sí”, te contestará. El malentendido está servido y tú acabarás en la cárcel como cómplice de asesinato por una simple metonimia.
He de reconocer que ahí me he tirado a la piscina. Estoy rezando para que “metonimia” sea eso de que dos palabras suenan parecido, pero no las tengo todas conmigo. Es más, creo que no es. Pensemos con lógica analítica: METO, del latín “metere”, significa “meteorito”. NIMIA, del griego “bífidus”, significa “chiquitina”. O sea que una metonimia es un meteorito chiquitín, ahora los llaman micrometeoritos para no ofender, pero es lo mismo. En unos años la palabra “micrometeorito” estará tan cargada de odio como “meteorito chiquitín” en la actualidad. Y lo peor es que sabemos que nadie va a parar esta locura. Nadie sabe cómo. Este será el cáncer de nuestra civilización.
Comments